Juego simbólico, una herramienta para la autoregulación.

Jugar a “como si”, aparte de ser divertido, permite al niño liberar tensiones y emociones a través de la escenificación. Además, le ayuda a promover su auto regulación al desarrollar una serie de herramientas básicas para la vida.

Cuando los niños son pequeños es importante que sea el niño quien elija su rol, su escenario, sus personajes, la historia, etc. Ya en el juego, mamá o papá pueden acercarse y enriquecer… haciendo preguntas sobre lo que está haciendo, narrando partes de lo que ve que sucede. Involúcrate: “señor, ¿me puede servir más agua?”; permite que el niño dirija el juego, que diga quién serás y cómo harás tu parte. Regular el comportamiento de otras personas, permite al niño auto regularse. También es importante proveer variedad de objetos, ropa, juguetes, etc. cosas que inviten al niño a ampliar su imaginación, evitando encasillarlos en roles de género culturales, por ejemplo, un niño puede querer ponerse un collar y arrullar a un muñeco, o una niña hacer construcciones y manejar un camión; todo es parte de su juego y representación de su mente y corazón.

Juego simbólico - Lavar el carrito

El juego simbólico, una herramienta básica para la auto regulación

Jugando los niños practican la gratificación retardada. Pablo quiere que sea su fiesta de cumpleaños, pero faltan muchos meses para esto; pero Pablo puede jugar a que era su cumpleaños y tenía su fiesta.

Aprenden a controlar su comportamiento impulsivo porque, para seguir jugando, deben acatar las reglas del juego. María está esperando a ser rescatada por el bombero, así que no puede correr a jugar en los columpios porque primero debe ser rescatada.

Practican regular el comportamiento de los otros, notando cuando alguien no está siguiendo su rol. Melisa es la cajera en el restaurante y está cobrando; ella se sienta y juega a comer. Los otros niños le dicen “no! Tu eres la que cobra, no te sientas con las amigas”.

Aprenden acerca de sus propios comportamientos y emociones representándolos en su juego. Santiago y Emilia juegan a la casita. Santiago dice “mi bebé se siente mal, así que va a llorar; luego le voy a dar de comer y dejará de llorar”. Emilia dice “O.K, mi bebé se va a portar mal, así que yo me voy a enojar; luego ya se va a portar bien y yo seré linda con él otra vez”.

Aquí los niños están planeando y representando emociones y sus consecuencias. Esta conciencia es un logro indispensable en el desarrollo de la auto regulación socio-emocional.

Cuando los niños juegan de manera intencionada, planean cada escenario antes de actuarlo. Cuanto más creativo e imaginativo sea el juego, los niños tendrán que planear de manera más detallada lo que va a pasar. Además, deben coordinar las ideas de los distintos participantes. En el ejemplo anterior, Santiago y Emilia necesitan un escenario en el que incluyan un bebé “bueno” y con hambre, y un bebé “llorón”. Si además Carlos quiere jugar a que es el perro de la familia, entonces observamos una situación que requiere de mucha planeación para que todos estén satisfechos con el resultado. Este es un precursor de la auto regulación cognitiva, la cual se necesita para resolver problemas complejos o para hacer que funcione y fluya una historia con varios personajes.