Texturas por el cuerpo del bebé.

Desde los primeros días de vida, es crucial estimular el desarrollo sensorial de tu bebé, en particular el sentido del tacto y la propiocepción. Una forma efectiva de hacerlo es a través del uso de diferentes texturas aplicadas suavemente sobre su cuerpo.

Es vital recordar que, incluso desde una edad temprana, se debe respetar la autonomía del niño. Antes de comenzar cualquier actividad, es importante avisarle y solicitar su consentimiento para tocarlo. Una vez obtenida su autorización, puedes comenzar con toques suaves en sus pies, avanzando gradualmente por su cuerpo y finalizando con su cara, una zona especialmente delicada. Es crucial estar atento a las señales no verbales del bebé, como su mirada, que puede indicar si disfruta del estímulo y si está asimilando la experiencia.

Para llevar a cabo esta actividad, se pueden emplear una variedad de materiales como brochas de cerdas suaves, esponjas, zacates, plumeros, algodón, fibras, entre otros. Estos elementos permiten una amplia gama de sensaciones táctiles que contribuyen al desarrollo sensorial y cognitivo del bebé.

Al integrar estas prácticas, no solo estás fomentando un vínculo afectivo con tu hijo, sino también potenciando su desarrollo sensorial y su conciencia corporal, lo que es fundamental para su crecimiento y bienestar emocional.