Las rutinas en la primera infancia

Todas las familias necesitan algún tipo de rutina para establecer la normalidad, es una forma de hacer las cosas y una sensación de seguridad.

Los niños a menudo temen lo desconocido, ya sea el brócoli en su plato, o un gran cambio de vida, como mudarse a otra casa o tener un nuevo hermano.

Si bien el cambio es una oportunidad de aprendizaje, también puede resultar estresante para los niños. Una rutina normal brinda consuelo y consistencia a la vida de un niño.

Las rutinas diarias pueden incluir:

  • El momento de prepararse por la mañana
  • Horas del baño, comidas, siestas y horas de acostarse
  • Horarios de tareas domésticas, cocina y limpieza
  • Tiempo de juego, tiempo en familia y juego al aire libre
  • Cuando incluye elementos significativos e importantes en su vida familiar, le está haciendo saber a su hijo lo que es importante.

Aquí hay 10 razones por las que una rutina diaria es importante:

  1. Ayuda a tu hijo a tener un horario.

La rutina constante ayudará a tu hijo y a sus «relojes biológicos» con muchos elementos básicos del día a día, como:

  • Capacidad para tomar siestas y dormir bien por la noche.
  • Capacidad para comer comidas completas y saludables.
  • Evacuaciones intestinales regulares.
  • Juego saludable y tiempo al aire libre.
  • Comportamiento tranquilo y relajado en los «momentos de inactividad» durante el día.
  • Por ejemplo, como tu hijo y su cuerpo saben que es hora de dormir, es más fácil relajarse y descansar.
  1. Une a la familia

Cuando un niño sabe qué esperar y nota las actividades familiares regulares, comienza a comprender lo que es importante. Esto fortalece los valores, creencias e intereses compartidos.

El niño, por ejemplo, puede notar que desayunar juntos los sábados por la mañana es importante. Pueden ver que el tiempo en familia juntos es especial. Incluso si tu hijo es pequeño, seguirá estas tradiciones. La familia se une al hacer cosas importantes y regulares juntos.

  1. Establece expectativas

En lugar de tener una lucha de poder por recoger juguetes al final del día o bañarse, el niño se acostumbra a saber cuándo es la «hora de recoger» y la «hora del baño».

Los niños comienzan a esperar y completar actividades sin problema. Como padre, usted se convierte en un socio en esa rutina, en lugar de la persona que le dice al niño que «haga esto» y «no haga esto».

  1. Crea un hogar más tranquilo

Debido a que el niño y otros miembros de la familia saben qué esperar, el estrés y la ansiedad se reducen.

El niño sabrá lo que viene después. Se sentirán valorados porque están incluidos en los planes y no se sentirán obligados a hacer algo.

  1. Le da a tu hijo confianza e independencia

Con una rutina, un niño aprenderá con el tiempo cuándo es el momento de cepillarse los dientes o ponerse el pijama. Se enorgullecerán de saber lo que se supone que deben hacer y de hacerlo por sí mismos.

En lugar de que siempre se le diga lo que debe suceder, su hijo se sentirá seguro de seguir adelante y hacerse cargo de sí mismo. Cuando los niños se sienten empoderados e independientes, es menos probable que se rebelen o tomen represalias.

  1. Establece hábitos saludables y constructivos

Desde cepillarse los dientes con regularidad hasta completar la tarea todas las tardes, las rutinas ayudan a establecer hábitos constructivos.

Los niños que practican estas habilidades podrán administrar mejor su tiempo. A medida que envejecen, tendrán más autodisciplina en términos de hábitos saludables de aseo y alimentación, además de estudiar y limpiar sus habitaciones.

  1. Le ayuda a usted (el padre) a recordar cosas importantes

Ya sea para asegurarse de que su hijo tome sus medicamentos todos los días o para recordar pagar las facturas todos los meses, una rutina lo ayuda a mantenerse encaminado.

En medio de la ajetreada vida familiar, podrá realizar un seguimiento de los detalles importantes, lo que permitirá un hogar más libre de estrés y un tiempo de calidad juntos como familia.

  1. Ofrece a su hijo la oportunidad de emocionarse con lo que se avecina.

Si su hijo sabe lo que está programado, se anticipa y espera con ansias los eventos futuros, como ir al parque los viernes por la tarde o pasar tiempo con papá los domingos por la mañana

Cuando se establecen estas actividades, su hijo se siente como una parte amada de la familia y del mundo.

  1. Brinda la oportunidad de realizar «rituales diarios» especiales

Cuando incorpora algo en su día, como acurrucarse y leerle a su hijo antes de acostarse, inculca momentos especiales o «rituales diarios».

Estos momentos dedicados crean un mayor vínculo y conexión con su hijo todos los días. En lugar de simplemente pasar de una actividad a la siguiente, tiene un tiempo de calidad y relajación integrado en cada día.

  1. Ofrece estabilidad en tiempos de cambios o estrés.

Los cambios y el estrés afectan la vida y la sensación de seguridad de un niño, como un divorcio, un cambio en el sistema escolar o la incorporación de un nuevo hermano.

Cuando la familia tiene una rutina establecida, la normalidad está presente en la vida del niño, pase lo que pase. Un niño encuentra la calma, la estabilidad y el amor a través de elementos de la rutina, como cenas familiares o viajes regulares los jueves al patio de recreo.

La importancia de la flexibilidad

Si bien establecer y mantener una rutina tiene una gran cantidad de beneficios, también es vital mantenerse flexible. La espontaneidad y la creatividad son factores importantes en la vida de un niño. Por ejemplo, los platos del desayuno pueden esperar si hay un animal emocionante en el patio trasero o un carnaval especial de los sábados en la ciudad.

Recuerde mantenerse sensible y adaptable a las necesidades de cada niño (y adulto). Cuando un horario se vuelve demasiado reglamentado o estricto, los beneficios se reducirán y los niños pueden sentirse controlados por él en lugar de liberados por él (que es el objetivo final).

Cómo establecer una rutina diaria para su hijo

Como comparte Susan Newman, psicóloga social de Nueva Jersey, las rutinas pueden comenzar desde el primer día de vida. Si no ha comenzado una rutina desde los primeros días, no se preocupe. Se pueden establecer y comenzar en cualquier momento. Cuanto antes establezca una rutina, mejor.

Paso 1: Establece los momentos importantes, como las comidas, las meriendas, las siestas y la hora de dormir.

Debido a que afectan la capacidad de su hijo para dormir y comer, estos elementos deben ser lo primero.

Si actualmente no tiene un horario, cambie gradualmente a una rutina constante. Por ejemplo, es posible que desee establecer primero una hora de siesta y una hora de acostarse regulares. Luego, puede agregar horarios regulares de comida y baño.

Paso 2: Practica la paciencia.

Establecer un horario puede ser difícil para su hijo al principio, pero se acostumbrará a él.

Trate de no impacientarse o frustrarse si la rutina tarda en volverse «regular» para su hijo.

Paso 3: Agrega elementos «útiles» a cada parte de la rutina.

Por ejemplo, es posible que desee agregar una lectura regular de 10 minutos y un tiempo para acurrucarse con su hijo antes de acostarse. Esto les ayuda a relajarse y a sentirse listos para dormir.

Paso 4: Trabaja hacia la coherencia y deje espacio para la flexibilidad.

Para que una rutina se mantenga, deberá asegurarse de mantenerla lo más regular posible.

Sin embargo, manténgase abierto a la flexibilidad, especialmente durante las vacaciones y eventos especiales, para que el estado de ánimo de su hijo no dependa únicamente de comer en un momento específico, por ejemplo.

Paso 5: Establezcan momentos especiales con su hijo.

Ya sea un viaje regular a la casa de la abuela o pasear al perro juntos, cree expectativas y una rutina de tiempo en familia.

Paso 6: Ajusten según sea necesario.

A medida que pasan los meses, comenzará a ver qué funciona y qué no para la familia. Una rutina está destinada a ayudar a la familia, no a obstaculizarla. Asegúrese de que su rutina sea saludable y positiva para su hijo y otros miembros de la familia.

Fuente: 10 Reasons A Daily Routine is Important for Your Child (and How to Set One)