La edad egocéntrica.

El egocentrismo es una característica normal del niño entre el año y medio a los tres años aproximadamente.

La etapa egocéntrica en la primera infancia, es una etapa evolutiva totalmente normal y necesaria para el posterior desarrollo social y afectivo del niño.

En esta etapa el niño piensa que todo gira alrededor de él y que es el centro del universo, no diferencia entre su mamá y él, no tiene tiempos de espera, es demandante y quiere que las cosas se hagan o se las den cuando él lo requiere. Sus necesidades son lo más urgente y poco a poco con la experiencia del día a día va aprendiendo a esperar sus turnos.

Cuando se habla de egocentrismo, Piaget se refiere a que el niño no es capaz de desmarcarse de su propio punto de vista; o, en palabras textuales del psicólogo, se trata de «la dificultad que tienen los niños para situarse en una perspectiva distinta a la suya».[1]

La relación del egocentrismo y el lenguaje.

La etapa egocéntrica acabará cuando los niños desarrollen de manera completa el lenguaje. Esto se empezará a dar a partir de los 4 años. La razón es que los niños con el lenguaje empiezan a socializar con los demás y empiezan así a entender otros puntos de vistas. De esta manera, se desarrollará la madurez y la comprensión.

Se debe animar, pero no forzar. 

Los padres no deben obligar a sus hijos a que dejen sus juguetes si no desean hacerlo. Más bien hay que enseñarles cómo se deben hacer las cosas. Una cosa es obligar y otra muy distinta es enseñar. Tampoco se debe ridiculizar su comportamiento. Si esto se hace, la sensación de que no se comprende al niño aumentará.

Enseñarles que se puede disfrutar de compartir cosas en grupo y esto suele lograrse a través del ejemplo.

Características del egocentrismo infantil

Fenomenismo:  Los niños establecen enlaces causales entre fenómenos que perciben como próximos.

Finalismo: Los niños piensan que todas las cosas tienen una finalidad que explica su existencia.

Artificialismo: Creen que todas las cosas de elaboración o producción humana.

Animismo: Dan vida y consciencia a objetos inertes o inanimados.

A los dos años, el niño puede taparse los ojos y preguntarse ¿en dónde está? Y como él no ve a nadie cree que todo él desapareció. Este egocentrismo mental coincide con un egocentrismo afectivo por ejemplo cuando le pega a alguien sin tener una noción clara de que el golpe duele. No saben ponerse en el lugar de otra persona ni mental ni afectivamente

Como parte de la actividad mental y el estar día día con otras personas el niño va aprendiendo que él no es el centro del universo y va aprendiendo a respetar otros `puntos de vista.

La actividad afectiva es la capacidad de pensar en los sentimientos de los demás, de ponerse en lugar del otro y esto va evolucionando en gran medida gracias al ejemplo y estímulos que da la familia.

Un bebé ya tiene en sí mismo la capacidad de desarrollar actitudes empáticas. Si llora otro bebé se contagia, sin distinguir el origen del llanto. Daniel Goleman en su libro “Emotional Intelligence”, le llama a esto el germen de la empatía, que puede ser alimentado por la atención y el afecto de la mamá. [2]

¿Cómo debemos actuar durante el egocentrismo de los niños y las niñas?

Los padres deben tener una actitud positiva, tomando siempre en cuenta que el cambio de conducta en los niños y niñas es posible si se les anima a actuar como debe ser. Se pueden seguir los siguientes pasos:

En el caso de que surja una rabieta por actitudes egocéntricas en los niños, lo que se debe hacer es no darle aquello que demanda el niño o la niña para que se calme y tampoco entretenerle con otra alternativa. Lo ideal es mantener la calma e indicarle cómo deben ser las cosas y hacerlo con pocas palabras.

Los berrinches se dan también por la falta de entendimiento y de comunicación, lloran al mostrar la frustración que sienten. (Ver el tema de berrinches https://deceroatres.org/blog/)

Luego que pase la rabieta, se le puede explicar al niño o la niña lo que se espera de él o ella la próxima vez. Con un ambiente tranquilo y sereno.

¿Cómo trabajar el egocentrismo en los niños?

Lo primero es ayudarle a distinguir entre lo suyo y lo que no lo es, marcando, por ejemplo, sus cosas con una señal y haciéndole ver también que hay cosas que son de todos y que hay que cuidarlas y dejarlas en su sitio cuando se terminen de usar.

Recordemos que cuando el niño desarrolla su lenguaje empieza a socializar y a entender el punto de vista de la otra persona y a los 4 años empezará otra etapa evolutiva donde está más maduro y empieza a comprender el mundo que le rodea.

En conclusión, tengamos paciencia, conozcamos que el niño es egocéntrico por naturaleza, es normal y esperado como los berrinches, lo importante es acompañarlos, contenerlos, marcando acuerdos y limites siempre positivos, conectar con ellos y vivir juntos cada etapa del desarrollo de nuestro niño.

 

[1] Piaget “Revista bebés y más”

[2] Ana Serrano. Ayudando a Crece