¿Cómo funciona nuestro cerebro?

Como sabemos, el cerebro está dividido en dos hemisferios. Estos dos lados del cerebro no sólo están separados anatómicamente, sino que además desempeñan funciones muy distintas. Hoy platicaremos del cerebro derecho e izquierdo.

Cerebro izquierdo: desea disfrutar con el orden, es lógico, literal, lingüístico (le gustan las palabras) y lineal (coloca las cosas con forme a una secuencia o en orden). También le encanta que estas cuatro palabras empiecen por la letra “L”

Cerebro derecho: es holístico y ni verbal, y envía y recibe señales que nos permiten comunicarnos, como las expresiones faciales, el contacto visual, el tono de voz, las posturas y los gestos, en lugar de interesarse por los detalles y el orden. En general se ocupa del significado y la sensación de una experiencia, y se especializa en imágenes, las emociones y los recuerdos personales. Las sensaciones viscerales y los sentimientos del corazón. Algunos conocen al cerebro derecho como “más intuitivo y emocional”

Para llevar una vida más equilibrada, valioso y creativa, llena de relaciones personales bien conectadas en nuestros niños, es crucial que nuestros dos hemisferios actúen conjuntamente. La arquitectura misma del cerebro está diseñada para ello. Lo que buscamos es que estén horizontalmente integrados para que los dos lados de su cerebro puedan actuar en armonía. De esta manera nuestros niños valorarán tanto su lógica como sus emociones, estarán equilibrados y podrán entenderse a sí mismos y al mundo en general.

El cerebro posee dos lados por una razón: al tener cada uno funciones especializadas, podemos alcanzar objetivos más completos y llevar a cabo tareas más elaboradas e intrincadas.

A continuación, te muestro una imagen de que hemisferio se encarga de que:

Recuerda que el cerebro debe de estar funcionando de ambas partes como una báscula en equilibrio para que no sea un niño que le gane completamente las emociones o sea completamente rígido a su sentir.

Para que te des una idea imagina que tu hijo navega en una lancha por un rio y de un lado se encuentra el caos y por el otro lado una rigidez; donde en el CAOS no existe el menos control y en el otro extremo de la RIGIDEZ hay un control excesivo y hace una falta de flexibilidad y adaptabilidad.

 

Así que nuestra tarea como adulto cuidador es ayudar a guiar a nuestros pequeños por en-medio de ese río, sabiendo previamente como trabaja cada hemisferio de nuestro cerebro y recordar que necesitamos un equilibrio entre ambos hemisferios sin cargarnos mucho de un lado o del otro.

BIBLIOGRAFIA:

El cerebro del niño, Daniel J. Siegel, Tina Payne Bryson. Editorial ALBA, año 2011.