Control de esfínteres

Si quiero el pañal dejar, listo tengo que estar

 

 

 ¿Cuándo está listo mi bebé?

Informativo conceptual.

  • Este factor puede comenzar tan pronto como tú quieras.
  • Tu bebé necesita saber qué es, por dónde sale, en dónde se deposita.
  • Reconoce qué siente.
  • Le ayudará leer cuentos que describen el proceso, ver animales hacer pipí y popó, hacer una escenificación de que un muñeco va al baño, incluso permitirle al niño entrar al baño con mamá o papá, esto último siempre y cuando se sientan cómodos de hacerlo para que el pequeño lo vea como algo normal, de lo contrario percibirá la sensación de sus papás y asociará el momento con algo incómodo y no natural.
  • También se le puede mostrar su pañal con popo y pedirle que lo tire en el bote de basura.
  • Poco a poco el niño va formándose una idea de todo el proceso.

Esta información puedes proporcionársela antes de iniciar el entrenamiento, si le platicas desde muy pequeñito se irá formando una idea del proceso y poco a poco verá lo que se espera de él.

Afectivo.

  • El bebé tiene que estar listo para dejar ir algo que es suyo.
  • Ver que algo que salió de él se va por un “hoyo sin fin” puede provocarle ansiedad y miedo, es como si perdiera una parte suya.
  • Otro factor afectivo que influye en el proceso de dejar el pañal es la mamitis; si están en etapa de mamitis, les será más difícil el proceso, si eso que sale de él no vuelve, ¿Qué le garantiza que su mamá si va a volver? Por esto, es mejor esperar a que pase ese pico, y que poco a poco el niño vaya entendiendo que su mamá se va, dice “regreso al rato” y regresa, cumpliendo con su palabra; así con el tiempo, el pequeño va quedando mental y afectamente listo para dejar ir, dándose cuenta de lo que es permanente en su cuerpo y lo que es pasajero.

Neuromuscular

  • Recuerda que cada niño es diferente, algunos están listos antes que otros. Por lo general, las niñas suelen estar listas para dejar el pañal entre los 20 y 28 meses, mientras que los niños suelen estarlo entre los 24 y 36 meses.
  • Cuando pasan por un acontecimiento importante como un cambio de casa, la llegada de un hermanito o mucha mamitis más vale acompañar al pequeño en el proceso y esperar a que se sienta listo emocionalmente.

Mantente alerta

  • Evita guerras de poder con tu hijo, podría lastimarse su relación y dañarse la autoestima del niño. Es una etapa por la que todos los niños pasan, y se trata de un proceso totalmente natural y normal; evita regañarlo y ponerle calificativos (¡niño “sucio”, “malo”!), esto dañará su autoestima y dejará huellas en su corazón.
  • Recuerda, no hay nada que no pueda lavar el agua y jabón.
  • Identifica si tú, mamá o papá, estás listo. Sentir que el bebé “se acaba”, que ya es niño grande, puede dar miedo, ganas de detener el tiempo. Esto es tan importante como los puntos de madurez del niño. Si el tema te da flojera, impaciencia, sientes un gran rechazo, es muy probable que al primer accidente comiencen los problemas. Identifica cómo te sientes y trabaja con tu pequeño.

Ayúdalo: Juego paralelo

Crea rincones de juego paralelo. Se les llama así a los juegos con agua, esponjas, vasos, coladeras, arena, barro, masa, camiones de volteo de los que desparraman pelotas o piedritas y las vuelven a colocar, tubos donde pasar pelotas…

El niño, sin darse cuenta, está experimentando, jugando con distintas texturas, apretando y soltando esfínteres, comprobando por dónde caben ciertas cosas y otras no, que las cosas se van y regresan.

Jugando con esto el niño libera ansiedad, va entendiendo el proceso de manera inconsciente. Todo esto lo prepara para dejar el pañal.

La estrategia

  1. Revisa la siguiente información antes de iniciar el proceso (Serrano, A., 2004)

Información
Tiene una idea clara de qué se trata y se interesa en el tema

Afectivo
No está en pico de mamitis
No coincide con eventos trascendentes: nacimiento de un hermano, cambio de casa, divorcio.
No está pasando por una crisis en la relación con su mamá
Está motivado

Neuromuscular
Está muy molesto cuando ya se hizo
Amanece o despierta de las siesta seco
Tiene la habilidad de ir al baño y de bajarse los pantalones
Brinca separando los 2 pies del suelo
Pasa líquido de un vaso a otro

  1. Planeo, informo, tomo acuerdos.

Compro lo que va a necesitar: calzones entrenadores, escena de teatro, una pañalera de emergencia con muda de ropa, toallitas húmedas, jabón, bolsas de plástico. Me recuerdo y le digo “es TU problema y TU logro”, hazte la idea de las incomodidades que el entrenamiento del niño va a implicar.

  1. Acompañamiento

Invitación con aviso (alarma) en función de su regularidad; porra evitando calificativos; si se hace, lo acompaño a cambiarse y le doy ánimos.

  1. ¿Y en caso de accidentes?

Respiro, lo acompaño a cambiarse, no castigo, califico ni amenazo; tiene una consecuencia lógica: lavamos la ropa, pierde tiempo de juego.
Recuerda, invítalo al juego paralelo.

¿Cuánto tiempo dura?

Cada niño es diferente. Lo que coincide en todos es: mientras más maduro y listo está y mientras menos “enganche” de mamá, será más breve.
Puede durar de 3 días a 1 mes. Sin embargo, hay accidentes normales hasta los 5 años.

Problemas comunes

Regresiones: Esto es muy común, pero no es recomendable regresar al pañal porque echa para atrás todo el proceso. A menos que el niño tenga pánico, esté muy angustiado y/o estreñido. Cada uno conoce a su hijo, si está pasando por una racha difícil pero no se angustia, podemos acompañarlo y continuar con consecuencias lógicas.

Miedos: Hay veces que el niño tiene miedo al escusado, no sabe por dónde cabe y por donde no. En estos casos podemos recurrir al pañal avisándole “si no quieres sentarte en el escusado, mientras puedes hacer en el pañal, avísame cuando tengas que hacer pipi o popo”.

Se esconde: A veces los niños se esconden cuando tienen que hacer popó; cuando lo notes, déjalo terminar y después dile “vamos al escusado a tirar tu popó”. Esto aliviará la ansiedad del niño y sigue acercándose al proceso.

Manipulación: Hay veces que los niños buscan manipular la situación, por ejemplo: “o me haces caso o me hago aquí”. Es importante que en el momento el niño no logre lo que busca, si se hace lo acompañamos en la consecuencia lógica: limpiar, cambiarse, lavar; esto sin exagerar las reacciones. Y en otro momento (varias horas después para que no lo asocie), crea un rato cálido de atención concentrada para el niño.

Estreñimiento: En ocasiones, cuando hay mucha tensión respecto al tema, el niño se estriñe y pasa por momentos de incomodidad y dolor. Es importante revisar qué está pasando alrededor, cómo te sientes tu o si tu hijo cumple con los 3 factores. Recuerda que hay maneras divertidas para prepararlo.

Actitudes ante la vida: Un niño que vivió un proceso de entrenamiento de esfínteres forzado, cuando no estaba listo, se queda con la sensación de que se le arrancó algo propio, lo cual puede reflejarse en su vida adulta en actitudes como dificultades para compartir, limpieza exacerbada o dificultades sexuales.

¿Es igual el día y la noche?

No lo es, y las técnicas para lograrlo varían mucho de un autor a otro. Sin embargo, muchos coinciden en los siguientes puntos:

  • El control nocturno suele ser posterior al diurno.
  • Cada niño tiene su momento de madurez personal.
  • Hay una gran población (normal, con familias funcional, sin problemas afectivos graves) que logran el control de esfínteres tardíamente. Suelen ser personas con antecedentes familiares que controlaron de manera tardía.
  • Cuando el niño se hace, no se da cuenta, es una acción inconsciente, por lo que los regaños o castigos son inútiles.