Padres: Espejo de las emociones

Los primeros años de vida son cruciales para el desarrollo y bienestar emocional de los niños, ya que en este periodo no son capaces de identificar, experimentar y expresar sus propias emociones.

¿Cuántas veces niegas tus sentimientos? Seguro los has escondido, a veces no quieres mostrar debilidad, no quieres preocupar a tus hijos y te muestras como una mujer que lo puede todo… pero ¿sabes qué? ¡Estas equivocada!

A veces escondemos en nuestro interior nuestros miedos, culpas, angustias y cargas. ¿Por qué? Por que es lo que nos han enseñado desde pequeños, por que hacemos muchas cosas inconscientemente como el no quejarnos.

Tus hijos son tu espejo

Muchas veces nuestras emociones se reflejan en nuestros hijos. Durante la gestación la conexión emocional madre e hijo es absoluta, no existe separación entre ellos. Este vínculo se extiende hasta los tres años de edad aproximadamente. Según Martha Alicia Chávez, nuestros hijos son un reflejo nuestro, para lo bueno y para lo malo. Aquello que reflejamos en ellos sin darnos cuenta. (1)

Podemos proyectar en nuestros hijos nuestras propias frustraciones y podemos hasta romper la comunicación con ellos por ejemplo si no estudian una carrera que nosotros queremos y esto se puede deber a que nosotros no pudimos hacer ciertas cosas cuando fuimos jóvenes.

Los niños son un espejo de sus padres por que nos imitan inconscientemente, imitan nuestros gestos, nuestras acciones, nuestra forma de comunicarnos, nuestra forma de cuidarnos. Pero no solo es una cuestión conductual, hay algo más, más profundo conectado con nuestra interioridad, que nuestros hijos al estar fusionados emocionalmente a nosotros, nos muestran cada día. Si somos padres debemos de escuchar lo que nuestros niños dicen ya que seguramente muestran algo de nosotros.

Laura Gutman recomienda: revisa y agota todas las opciones del por qué el bebé puede estar llorando, los padres debemos preguntarnos a nosotros mismos ¿Qué nos pasa? En lugar de ¿Qué le pasa a mi bebé? (2)

Recordemos que los primeros 3 años de vida de nuestro bebé estamos fusionados emocionalmente, ellos son un espejo en el que podemos observar señales de nuestro propio estrés, aspectos que negamos de nuestra personalidad o de nuestras emociones, conflictos no resueltos pero también de señales de nuestro bienestar.

Cuando no nos gusta algo que vemos en nuestros hijos, es muy posible que estén reflejando algún aspecto nuestro que debemos de resolver para estar en sintonía con nosotros mismos. Por eso nuestros hijos son nuestros maestros de autoconocimiento.

Así cuando un niño presenta un síntoma de alarma, es decir está muy enojado, pega, muerde, destruye o está muy triste, o no come o no duerme es una oportunidad que primero de todo debemos agradecer, ya que estos síntomas nos permitirán miran las partes menos desarrolladas de nosotros como padres y por lo tanto conocernos mejor

¿Qué podemos hacer?

No luchar contra ellas intentando cambiarlas ni evitarlas. Debemos aceptarlas, escucharlas y observarlas para conocernos mejor y poder actuar en consecuencia. (3)

Es importante mencionar la importancia de dar amor incondicional a los hijos, lo cual no significa permitirles que hagan lo que quieran, ni que falten al respeto, pero sí comunicarles mediante palabras y acciones que los quieres pase lo que pase. Esto es algo importantísimo para que crezcan con una autoestima.

Reflexionemos sobre nuestros actos y emociones, exigimos a nuestros hijos que no griten, que sean ordenados, que no digan mentiras, que saquen buenas calificaciones…Cuando en realidad nosotros gritamos, somos desordenados y fuimos malos estudiantes.

Hemos de tener el propósito de dedicarnos tiempo a nosotras mismas. Encontrar momentos para estar solas y realizar las actividades que nos hagan sentir bien. Recuerda siempre serás una mejor madre si eres una mujer feliz. Lo anterior nos ayudará a tener un equilibrio emocional y afrontar las dificultades de una forma calmada y consciente. Esto es, tener la capacidad de decidir cómo quiero sentirme ante una situación. Ser capaz de gestionarla de forma madura.

Pero, si a pesar de ello tu niño se enferma pregúntate ¿Qué pasó en mis emociones en los últimos días? ¿Qué situaciones me desbordaron, me molestaron o me hirieron? Cuando tomes conciencia del conflicto y comiences a trabajarlo en ti, tu hijo no tendrá necesidad de reflejártelo y soltará su síntoma.

El mejor regalo que puedes darle a tus hijos es ocuparte de ti

 

 

  1.  Martha Alicia Chávez “Tu hijo tú espejo”
  1. Laura Gutman “¿Por qué llora mi bebé?”
  2. Niños felices “Tus hijos son tu espejo”