¡No puedo más! ¿Por qué son los berrinches de mis hijos?
«Cuando un niño se siente abrumado por sus emociones y tiene un berrinche, es nuestra responsabilidad compartir nuestra calma en lugar de empeorar la situación caótica».
Los berrinches suelen manifestarse principalmente durante la etapa conocida como la «edad de transición», que ocurre cuando un bebé comienza a convertirse en niño, generalmente desde que empieza a caminar hasta alrededor de los 4 años. Esta etapa se caracteriza por una gran ambivalencia en el comportamiento del niño. En ocasiones, el niño quiere demostrar su independencia, haciendo cosas por sí mismo, explorando y siendo autónomo. Sin embargo, en otros momentos, el niño puede anhelar ser tratado como un bebé, buscando ser cargado, cuidado y mimado.
Es importante comprender que estos cambios de comportamiento son normales y esperados durante esta etapa de desarrollo, y no deberían causar culpa ni preocupación en los padres. Algunas de las razones por las que un niño puede tener un berrinche incluyen:
- Falta de autocontrol: El niño todavía está desarrollando su capacidad para controlar sus impulsos y deseos. Puede sentir una necesidad inmediata, como querer una paleta de inmediato, y le resulta difícil esperar.
- Deseo de independencia: El niño está ansioso por hacer las cosas por sí mismo, pero a veces los adultos intervienen demasiado, tratando de acelerar las cosas o hacerlas por el niño. Por ejemplo, el niño puede querer cepillarse los dientes solo, pero el adulto lo hace más rápido y minuciosamente.
- Limitaciones en la comunicación: En esta etapa, el niño puede tener un vocabulario limitado para expresar lo que desea. Esto puede llevar a la frustración cuando no puede comunicar sus deseos de manera efectiva.
- Cambios en la rutina: Los cambios inesperados en la rutina pueden desencadenar berrinches, ya que el niño no puede anticipar lo que va a suceder y se siente inseguro.
Todos estos factores pueden aumentar la frustración del niño y desencadenar un berrinche. Es importante recordar que los berrinches varían según la personalidad y el temperamento de cada niño; algunos pueden ser más explosivos, mientras que otros pueden ser más tranquilos en su expresión.
La reacción de los adultos ante los berrinches es crucial, ya que indica al niño que está siendo cuidado y protegido en ese momento de vulnerabilidad. Aquí hay algunas pautas para manejar los berrinches:
Antes:
- Conoce a tu hijo, comprende su carácter y lo que le molesta.
- Reconoce sus sentimientos y demuéstrale amor en todo momento.
- Evita atropellarlo y permite que tenga cierta autonomía dentro de límites apropiados para su edad.
- Avisa y permite que el niño anticipe lo que va a suceder.
Durante:
- Evita que el niño logre su objetivo a través del berrinche.
- Acompáñalo y sé empático con él, recordando que es una etapa de desarrollo.
- Entiende que en ese momento el niño puede no escucharte ni entenderte. Las palabras pueden no ser efectivas.
- Conténlo con paciencia y cariño, utilizando un abrazo firme si es necesario.
- No permitas que el niño te golpee o golpee a otros. Contrólalo con un abrazo y evita el contacto visual hasta que se calme.
- Evita amenazar con abandonarlo, ya que esto puede dejar secuelas emocionales.
Después:
- Cierra el episodio y retoma la comunicación visual con el niño, describiendo lo que sucedió y demostrando que lo comprendes.
- Recuérdales cuánto los amas y que siempre estarás ahí para ellos, independientemente de lo que ocurra.
Es fundamental comprender que los berrinches durante la «edad de transición» son normales y forman parte del proceso de desarrollo del niño. Saber cómo manejarlos puede ayudar al niño a aprender a autorregularse emocionalmente y a establecer límites adecuados.