La autonomía e independencia en los niños.

Esta es una duda recurrente y es muy importante explicar la diferencia para que quede claro. Según Edgard Deci, un reconocido investigador de la motivación humana, la independencia significa “tener la capacidad de hacer las cosas por uno mismo sin depender de los demás”. En cambio, autonomía es “tener la capacidad de actuar libremente y de elegir nuestras opciones”.

La independencia, por tanto, se refiere a la capacidad de sustentarse a uno mismo. Evidentemente es algo que se va logrando con los años, ya que los bebés nacen completamente dependientes de nuestros progenitores y eso se debe fundamentalmente a que necesitamos completar un periodo de gestación exterior (los “segundos nueve meses”). La independencia va directamente relacionada con la autoestima, ya que todos los niños pasan por esa fase de “yo solito”.

¿Cómo podemos favorecer la autonomía en los niños?

La autonomía se expresa participando, proponiendo, expresando las propias ideas y sentimientos, eligiendo entre diferentes alternativas y tomando decisiones en ámbitos pertinentes según la edad. Es así como vemos que el niño o niña de este tramo de edad manifiesta progresiva independencia en sus prácticas de alimentación, sueño, vestimenta, higiene personal, adquiriendo mayor confianza en sus capacidades y comunicando con orgullo sus logros: saltar, construir una torre, hacer un dibujo, entre otros.

Sugerencias para promover la autonomía 

Ofrecerles alternativas en sus elecciones lo que incentiva la toma de decisiones y la aceptación de las consecuencias de sus actos. Por ejemplo: ¿quieres ponerte este vestido o este otro?; ¿quieres comer naranja o plátano?, ¿a qué quieres jugar?, ¿qué pasa si dejas desordenadas tus cosas? (te costará encontrarlas luego)

Presentar nuevos desafíos, valorar el esfuerzo que realizan al enfrentarse a ellos, más allá de que logren o no el resultado buscado. Dejarles hacer cosas solos; la etapa del “yo solo” por la que pasan los niños y niñas puede ser algo difícil para los padres, pero es fundamental para el sano desarrollo de los niños y niñas; debemos ayudarles y no impedirles que desarrollen actividades por sí mismos.

Respetar su privacidad, tanto física como emocional. Por ejemplo, respetarlo en su necesidad de estar, por momentos, solo, en silencio, o sin hablar de ciertos temas

El juego es una herramienta de aprendizaje 

Explicando paso a paso

  • Reforzando sus logros y esfuerzos.
  • Higiene personal: lavarse las manos, cepillarse los dientes, ir gradualmente solo al baño.
  • Vestirse, preparar y recoger la ropa. Comer cada vez con menos ayuda del adulto.
  • Acostarse a la hora convenida en su cama.
  • Juego: disfrutar jugando solo y compartiendo su juego con otros niños y niñas.
  • Mantener ordenado su cuarto: juguetes, cuentos, ropa…
  • Propiciar su razonamiento, no ser los primeros en ofrecer respuestas a sus preguntas fomentará su capacidad de llegar por sí mismos a soluciones.

 

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Las interacciones de “servir y devolver” forman la arquitectura del cerebro. Cuando un bebé o niño pequeño balbucea, gesticula o llora, y un adulto responde apropiadamente con contacto visual, palabras o un abrazo, se crean y fortalecen las conexiones neuronales en el cerebro del niño que apoyan el desarrollo de las habilidades sociales y de comunicación. Al igual que un animado juego de tenis, voleibol o ping-pong, este ir y regresar es divertido y fomenta la creación capacidad. Cuando los cuidadores son sensibles y receptivos a las señales y necesidades de un niño pequeño, proporcionan un ambiente rico en experiencias de “servir y devolver”.

Debido a que las relaciones receptivas son esperadas y esenciales, su ausencia es una amenaza grave para el desarrollo y el bienestar del niño. Si las respuestas de un adulto a un niño son poco confiables o inapropiadas, o simplemente son ausentes, el desarrollo de la arquitectura cerebral puede verse afectada y posteriormente afectar la salud mental, física y emocional.

La ausencia persistente de interacciones de “servir y devolver” son un golpe para el desarrollo saludable: no solo el cerebro no recibe la estimulación que necesita, sino que activa la respuesta del estrés del cuerpo e inunda el cerebro en desarrollo con hormonas de estrés potencialmente dañinas.

5 pasos que propone Harvard para trabajar la interacción “Servir y Devolver”

https://youtu.be/NggUbMZWnIc