La importancia de no hacer comparaciones.

Detente un momento y piensa, ¿Alguna vez has comparado a tu hijo o hija con algún otro niño?

No te sientas culpable seguramente en algún momento lo has hecho y a veces sin darte cuenta y sin hacerlo con alguna mala intención y es que el comparar a los niños se ha hecho una forma muy común de tratar que tu hijo o hija mejoren su comportamiento, su forma de ser o su manera de hacer actividades y trabajos y es que cuantas veces no has volteado a ver a los demás niños y has deseado que el tuyo se comporte como los demás y esto no está mal, siempre como padre o madre vas a querer que tu hijo sea el mejor en todo o que vaya logrando cosas nuevas cada día.

Recuerda que siempre estas a tiempo para modificar estas prácticas de crianza que pueden dañar el desarrollo de tu pequeño, lo primero es entender que cada niño es un mundo con sus propias características físicas, habilidades y aptitudes y que debemos de respetar su ritmo en todos los sentidos, ir aceptando que lo lograran en algún momento de la vida y que no hay prisa para esto. Cuando comprendas esto no tendrás necesidad de comparar a tu pequeño con absolutamente nadie.

Otro motivo para no caer en las comparaciones es el daño que puedes provocar en ellos, en primer plano si la comparación es con alguno de sus hermanos crearas una rivalidad entre ambos y una manera de resolver situaciones terminando siempre en conflictos.

La motivación alternativa a la comparación pasa por mostrar en casa un modelo de comportamiento adecuado con la que el niño desee identificarse. Si el ejemplo que mencionan al niño los progenitores es ajeno a la familia, como en el caso de un famoso deportista, se puede hacer hincapié en valores como el esfuerzo, el trabajo o la perseverancia.

Una cuestión clave es hacer comprender al niño que se le quiere tal y como es, se confía en él y se le apoya en todos los retos que se le presenten. Las exigencias y expectativas demasiado altas para la edad del niño pueden generar frustraciones. Es más aconsejable plantear pequeños objetivos que puedan conseguir para que ganen confianza y seguridad en sí mismos.

El aprendizaje de los niños, aunque se realiza por comparación e imitación, “debe ser guiado por los padres para no caer en la competitividad insana, sino en el conocimiento y crecimiento interno de los niños. Se puede aprovechar la cualidad humana de aprender a través de la superación de retos, pero desde la perspectiva de que cada niño tiene sus propias destrezas y peculiaridades y todo suma. La competitividad puede ser reenfocada en positivo, porque a todos nos gusta ganar, pero también los niños pueden entender, porque les resultará más enriquecedor, que también se puede perder y así también aprender muchas cosas y dejar espacio a otros. Es aconsejable redirigir la competitividad hacia la competencia interna de valores y el liderazgo en positivo”, comenta María José Lladó, psicopedagoga.

 

Pinedo, C. (2019, June 3). EL PAÍS: el periódico global. El País. https://elpais.com/elpais/2019/05/31/mamas_papas/1559300816_747485.html#:~:text=Las%20comparaciones%20entre%20ni%C3%B1os%20pueden,o%20basada%20en%20el%20castigo.