La evolución de la crianza a través de las Neurociencias
¿Por qué han cambiado las recomendaciones y opiniones acerca de los cuidados y estilos de crianza en los niños? A continuación, unos ejemplos de situaciones que les podrían resultar familiares y basándonos en las neurociencias ahora sabemos que dichas prácticas son correctas:
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“Cuando éramos bebés, todos mis hermanos y yo usamos andadera, y ahora el pediatra de mi hijo nos explicó que no era bueno utilizarla”
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“Siento que mi nieta de 3 meses se queda con hambre y no me dejan darle probaditas de comida como lo hice con mis hijos, hasta que cumpla los 6 meses, como se los indicó el doctor”
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“Es nuevo para mí toda la información que recibimos del daño que podemos ocasionar si recurrimos a las nalgadas para implementar disciplina en los niños”
Hoy en día estamos constantemente expuestos a artículos, audios y videos en redes sociales y medios, que aunque pretenden mantenernos informados y actualizados, es importante tener en mente que no toda la información a la que estamos expuestos es confiable.
En relación con las recomendaciones de cómo cuidar a un bebé o niño, podemos escuchar opiniones opuestas, y puede llegar a ser muy confuso qué acciones son correctas y cuáles no. Sumando que en los últimos años lo que recomendaban los médicos de nuestros padres y abuelos ha cambiado para las nuevas generaciones.
Actualmente tenemos el privilegio de vivir una época donde la ciencia ha avanzado notablemente en el estudio y conocimiento de cómo funciona nuestro cuerpo a niveles cada vez más específicos, y tenemos estudios de imagen y laboratorios que nos permiten demostrar lo que está pasando en nuestro cuerpo. De igual forma en los últimos años se ha reconocido y promovido la importancia y beneficios que tiene la inversión social para un desarrollo integral durante los primeros años del niño. Es por esto por lo que las neurociencias han investigado entre otras cosas, las prácticas de crianza, con el fin de dar guías basada en evidencia científica.
Es responsabilidad de quienes trabajamos con niños, de los padres y cuidadores mantenernos actualizados con las investigaciones de sitios confiables, buscar y difundir información con validez. Pero, ¿Cómo podríamos identificar que la información que estamos leyendo o escuchando no es falsa?
No basta con quedarnos con la primera nota, video, artículo que leemos o buscamos, hay que ser cuidadosos con el medio que publica dicha información:
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¿Quién escribe la información? ¿Está validado por una institución reconocida? Por ejemplo, OMS, UNICEF, alguna asociación de pediatría, o universidad de renombre. Si se tiene la duda se sugiere entrar directamente a los sitios de internet de estas instituciones.
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¿Cuándo fue publicado? ¿tiene fecha de actualización? Lo que se hacía hace 10 años puede ya no aplicar en la actualidad.
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¿El contenido es objetivo? ¿podría tener algún sesgo? Por ejemplo, leemos algún artículo donde se defiende la lactancia con fórmulas antes que la lactancia materna debemos preguntarnos si podría estar recibiendo algún patrocinio por parte de alguna marca comercial de fórmula láctea, por lo que es muy probable que se pierda objetividad.
Como se menciona, en esta época donde estamos rebasados de información es un compromiso de todos el tomar decisiones basadas en fuentes verídicas y confiables, pero no olvidando que el vincularnos con nuestros niños nos da excelentes herramientas para conocerlos y saber qué es lo que sí o no aplica con ellos, nuestros bebés y niños son los que tendrán la última palabra.