El Juego
Cuando los niños juegan con mamá o papá están aprendiendo… que los amas, que son importantes y que es divertido estar con ellos. Además experimentan, descubren y conocen su mundo.
Cuando el aprendizaje se da dentro de una relación de amor, el niño se convierte en alguien deseoso de aprender de por vida.
Infancia y juego; binomio imposible de separar. El juego es el conductor del aprendizaje y el desarrollo infantil. Es un factor de equilibrio emocional que favorece la toma de conciencia de la existencia propia. Permite experimentar sensaciones y movimientos, explorar, comunicarse con el mundo y entenderlo.
Existe una relación estrecha entre juego y rendimiento en los dominios cognitivos, lingüístico y social-afectivo en los niños de 0 a 6 años, ya que permite ampliar las zonas potenciales de aprendizaje. Mediante el juego los niños asimilan los conocimientos, los acomodan, los organizan a través de errores de construcción que les permiten adaptarlos a su realidad y estructurar nuevos.
En suma, el juego es el andamio natural entre todas las áreas del desarrollo, el puente a la construcción personal y social.
MAMÁ ES LA BASE
Mamá es la persona ideal para invitar a su bebé a jugar, lo único que necesita es querer divertirse y usar su propio cuerpo. Desde las primeras semanas de vida, mamá puede hacer gestos y observar la respuesta de su hijo, jugar con sus manos, esconderse detrás de sus manos, hacer cosquillas con el cabello… estos juegos tan sencillos fortalecen el lazo afectivo, se conocen, los dos liberan hormonas que los relajan y enamoran, en fin, los recursos son muchos y los beneficios ¡invaluables!